Se dice que el corazón humano es ingobernable. En el desértico centro de Australia palpita con fuerza un corazón que, como todos, despierta pasiones desenfrenadas y sentimientos inolvidables. Una gran roca que es para los aborígenes como un templo sagrado donde late todo un pasado cultural. Para nosotros, los turistas, es un prodigio de la naturaleza que nos conmueve. Todos los corazones son incorregibles.